Ya han pasado casi dos años desde que escuchamos por primera vez el termino “COVID”. 2020 fue un año repleto de incertidumbres, tristeza y pérdidas.
Por eso, para cerrar el año decidimos realizar nuestro primer video de felicitación de Navidad buscando una sonrisa. Un Santa Claus abatido por la pandemia con su mascarilla colgada de una oreja y tomándose un coñac en un bar de carretera mientras recuerda y analiza el haber caído en “La tentación Ibérica”.

Este año 2021 ha sido un año de renovación, de nuevas apuestas, de volver a estar en la “trinchera, en primera fila” y la verdad, estábamos como locos porque acabara 2020 y comenzara 2021 y mira… se nos va ya.

En estas navidades hemos querido hacer un video homenaje buscando más la emoción que la sonrisa. Porque este 2021 ha sido un año complicado para nuestro fundador Salvador González y queremos mostrarle nuestro agradecimiento, cariño y admiración en un video que nos lleva hasta los inicios de nuestra marca.

¿Cuál es la historia de nuestra empresa?

Salvador González llega en marzo de 1957 a Madrid, precedente de su León natal.

Una época de posguerra española muy dura con una reconsturcción total de un país destruido y lleno de hambre y necesidades.

Con solo 17 años Salvador comienza a trabajar en una fábrica de embutidos en la calle Miguel Servet (cerca de la ronda Valencia y Embajadores). El trabajar de sol a sol cobrando lo justo hizo que su, siempre presente, instinto emprendedor, observara haciendo números los grandes beneficios de su jefe y es cuando se propuso una meta: montar su propia empresa, trabajar solo para él.

Su padre cae enfermo y se ve obligado a volver a su pueblo pero su intención es volver a Madrid y seguir luchando por triunfar en el mundo empresarial y así a su vuelta a la capital trabaja durante cuatro años en un almacén de jamones, primero como repartidor y luego como vendedor… y es cuando empezó a ganar dinero. 

Junto algo de dinero y junto un amigo alquilan un pequeño local en la calle Bravo Murillo. No contaban con suficiente dinero para poder comparar y almacenar mercancia por lo que compraban los productos por la tarde y salían a vender por las mañanas… así hasta que los fabricantes comenzaron a conocerlosy a darle mercancia por adelantado, y es que, si hay que destacar unas de las cualidades de Salvador, es que siempre ha sido un buen pagador.

Su constancia, sacrificio y tesón comienza a reportarles grandes éxitos teniendo que cambiar de local y comprar uno nuevo en  la calle Las Minas (cerca de San Bernardo). Se centran en productos estrellas como el lacón y consigues grandes e importantes clientes sobre todo las “casas gallegas”.

El ascenso es imparable y llega uno de los momentos más importantes en la vida de Salvador con la compra de una nave en el camino Valderribas 83, en Vallecas. Por fin,cuentan con espacio suficiente para almacenar, trabajar y seguir creciendo de la mano del sacrificio, esfuerzo y profesionalidad del equipo que formó, además de comenzar a cultivar una buena cartera de clientes.

El tiempo pasaba tan deprisa que no se dio cuenta de la velocidad en la que crecían sus hijas y comenzaron a trabajar con él. Es cuando dan el siguiente paso trasladándose a Rivas Vaciamadrid donde se encuentra la sede central de Rodilsa en la actualidad.

Compra su primera fábrica “Jamones Pelegrín” junto con varios socios, que a la larga por diferentes visiones empresariales de sus propietarios, Salvador decide vender sus acciones.

Esta venta fue el empujón que hizo de introducción en el mundo del jamón ibérico, concretamente en la zona de Guijuelo. Comienza a colaborar con diferentes fabricantes, comprando y vendiendo, hasta que con otros dos socios alquila una fábrica en Los Santos, y finalmente, compra en Ledrada una fábrica que había sido construida por Cecilio Matas, allá por 1920. La rehabilitan manteniendo la esencia de la construcción, su fachada señorial, sus antiguos muros de piedra… Aquí es donde Chacinas de Salamanca fabrica ahora todos sus jamones ibéricos.

Actualmente está retirado pero no es raro verle visitar las instalaciones con las que ha compartido horas y horas de trabajo y éxito. Y es que, si hay algo que caracteriza a nuestro fundador Salvador González es el brillo e ilusión que aparece en sus ojos cada vez que habla de su “vida ibérica”.

 

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